domingo, agosto 28, 2005

LA ETERNA PRESENCIA DE JULIO CORTAZAR


Julio Cortázar
(Bruselas, 26.08.1914 - París, 12.02.1984)


Difícil escribir un homenaje a Cortázar sin ser aburrido, sin sonar pedante, sin caer en lo ridículo. Aunque más que un homenaje lo que quisiera escribir y no consigo es un agradecimiento a ese niño altísimo que con las escasas páginas de "La noche boca arriba" me dejó varios días con la boca abierta.

Recuerdo claramente la tarde del descubrimiento. Acababa de llegar de la universidad a la casa en donde yo había alquilado una de las habitaciones que la dueña -vieja solterona y avarienta, como corresponde en estos casos- ofrecía a los estudiantes. Me dirigí como siempre al jardín, en donde solíamos reunirnos los inquilinos a compartir un cigarrillo, a conversar o simplemente a observar la eterna partida de dominó y naipes que se celebraba alrededor del mesón de ladrillo rojo, entre helechos y árboles de mango.

Aquella tarde había regresado yo más temprano que lo normal y no encontré a nadie en el patio. Sobre la mesa, sin embargo, estaban unas páginas sueltas en gesto de haber sido abandonadas por alguien que no tardaría en volver. Me senté en el mesón y le eché un vistazo a aquellos papeles. "La noche boca arriba", leí. "Julio Cortázar", leí. Lo que vino después fue un vendaval de imágenes, un torrente de poesía, un río de fuego sordo sin color cuya quemadura dulce aún prosigue.

Embriagado por una fascinación que sólo puedo comparar a la del amor, me sumergí de cabeza en el océano de las palabras. Vendrían a partir de ahí, por ejemplo, "Continuidad de los parques", "Axolotl", "No se culpe a nadie" y un libro cuyo título aún me sorprende: "Todos los fuegos el fuego". Y sólo cito obras de este argentino que ni nació ni murió en América del Sur pero que regaló el gíglico a aquellos cansados de amarse en castellano e incorporó el argot de ringside de Torito al canon de nuestra literatura.

Ariel Dorfman, en un excelente artículo, le pide a Cortázar que regrese. Yo, por mi parte, le pediría que nunca nos abandone.

viernes, agosto 26, 2005

LOS LIBROS SON EL ESPEJO DEL ALMA

"Dime lo que lees y te diré quién eres"

Antes de llegar a mi Siberia tropical, pude pasar dos días en Caracas que no tenía planificados. Aproveché para comprar unos libros. En la cárcel sobra el tiempo libre, y es mejor llenarlo con letras que con cigarros.

Aquí está la lista:

El Libro de la Salsa, de César Miguel Rondón (edición 2004)
Farenheit 451, de Ray Bradbury
La Muerte de Carlos Gardel, de Antonio Lobo Antunes
Miranda en Ocho Contiendas, de Edgardo Mondolfi

y por supuesto...

2666, de Roberto Bolaño.

Que se unen a El Hombre Rebelde de Albert Camus (comprado en Bogotá), Gringo Viejo de Carlos Fuentes (robado de la biblioteca de mi señora madre) y Los Condenados de la Tierra de Frantz Fanon (comprado en México por encargo pero que seguramente también trataré de leer).

Después de ver esta lista, me pregunto ahora: ¿quién c&@# soy?

jueves, agosto 25, 2005

EL VIAJE EXTERNO. EL VIAJE INTERNO. EL VIAJE ETERNO.

Unas semanas atrás, en una carta a una amiga escribí la siguiente reflexión:

"Todo viaje externo, físico -si es un verdadero viaje- tiene como complemento otro de tipo interno, espiritual. Generalmente éste sucede a aquél, y se prolonga por mucho más tiempo. Ahora tengo la poco frecuente oportunidad de vivir los dos simultáneamente. Perderme solo entre las calles de una ciudad desconocida me ayudan a conocer mejor esa otra ciudad que llevo dentro[…]"

Hace pocos días he culminado el primero, que me llevó a dos ciudades que desconocía y en las cuales me he sentido como en mi propia casa. Ambas hermosas. Ambas demasiado gigantescas para conocerlas en tan pocos días. Y ambas, tristemente, en regiones de aire transparente vuelto impotable por el hombre.

Ahora continúo el otro viaje, de destino incierto o simplemente sin destino alguno, lleno de objetos encontrados sin haberlos perdido, de hallazagos y reflexiones y memoria y sombra y tiempo. De éste poco sé, tan sólo que me hará soportar los duros meses de tedio y soledad que tengo frente a mí.

Además de eso únicamente dos cosas, hasta ahora, he sacado en limpio. La primera, importantísima, es la hermosa imagen que me regaló la amiga a quien dirigí el mensaje con que inicio esta nota, y que compara el espíritu de las personas con ciudades que hemos visitado o queremos visitar.

La segunda es una nimiedad, un ejercicio que me impongo de pensar en voz alta y que no sé si mi timidez y mi pereza me permitan cumplir con regularidad: iniciar este blog.

jueves, agosto 18, 2005

CON BRYCE EN MÉXICO

"Llegué al Zócalo de Coyoacán, y ahí estaban los peruanos tocando El Cóndor Pasa "

"Llegué a la Plaza de Armas de Querétaro, y ahí estaban los peruanos tocando El Cóndor Pasa."

"Llegué a las Pirámides de Teotihuacán, y ahí estaban los peruanos tocando El Cóndor Pasa."